Reza una premisa que no hay amenaza más peligrosa para una sociedad que un incompetente o un negligente y los pobladores y comunidades del rico pero vulnerable Valle de Sula, podrían haber estado viviendo en carne propia las últimas cinco décadas, las devastadoras consecuencias de la injustificable inacción y negligencia estatal.

Las inundaciones del último año dejaron prácticamente en la calle a casi medio millón de habitantes en el Valle de Sula, y seis meses después de la tragedia provocada por las dos tormentas tropicales y la incompetencia estatal, incapaz de prevenir o mitigar el impacto devastador de los fenómenos naturales, todavía hay colonias colapsadas por los escombros y el lodo acumulado, y sin que hasta el día de hoy se haya colocado, aunque sea, la primera piedra de una nueva obra para evitar más inundaciones.

En las últimas cinco décadas los fenómenos naturales se han cobrado la vida de unos quince mil compatriotas en el vulnerable Valle de Sula y la última gran obra para prevenir las grandes y fatales inundaciones data del ya lejano año 2005.

¿Cómo se puede justificar que a pesar de la devastadora vulnerabilidad y de los millonarios daños que las inundaciones provocan en la región del país que más riqueza genera, no se haya vuelto a construir una obra de gran envergadura para evitarlo o cuando menos, mitigarlo? .

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Las inundaciones que derivaron de los huracanes y tormentas que destruyeron a su paso la economía del productivo valle, han dejado pérdidas superiores a los 11 mil millones de dólares, y la inacción y negligencia estatal, agravó las ya de por sí demoledoras consecuencias.

Las dos tormentas tropicales del año pasado dejaron casi solo con lo que andaban puesto a más de 400 mil pobladores y los daños a la economía del Valle de Sula sobrepasaron los 45 mil millones de lempiras, y hay que repetirlo, la última gran obra para prevenir las pérdidas materiales y humanas se construyó en el 2005!

¿No ha sido entonces indulgente e irresponsablemente incompetente el estado cuando se dejó de hacer lo que debió hacer para prevenir o mitigar semejantes consecuencias? Ya pasaron casi seis meses y a las puertas de la ya cercana temporada lluviosa, apenas si se ha hecho algo para prevenir el impacto de nuevas inundaciones, mientras el 80 por ciento de los bordos de contención de inundaciones destruidos por las llenas, siguen obstruidos.

El escenario que se cierne sobre la vida humana y el aparato productivo del Valle de Sula tiende a ser este año desalentador y potencialmente catastrófico.

Hay causas estructurales y naturales frente a las que no se puede hacer mucho pero lo ocurrido a través de las décadas en esta productiva región del país ha sido mayormente imputable a la gestión estatal, y ésta administración tiene en los meses que le quedan, la tarea de revertir el abandono en el que ha estado el Valle de Sula, a partir de la construcción, y sobre todo, reparación de las obras de gran envergadura para evitar que sus habitantes y comunidades vuelvan a enfrentar tragedias como la del año pasado.

Que la histórica negligencia e imprevisión no sigan pasándole factura a la región que más riqueza genera en el país y que por esta vez la actual gestión reivindique la deuda que el estado de Honduras tiene con los sufridos pobladores del rico pero vulnerable Valle de Sula!.

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