A finales de 2024, el mundo entero reconoció el éxito inobjetable de Javier Milei, la Escuela Austriaca de Economía y el Libertarismo. Esto ocurrió después de que la población argentina viviera durante décadas con una inflación extremadamente alta y volátil, alcanzando una inflación interanual superior al 200% a finales de 2023, justo antes de que Milei asumiera el poder. Para comprender el milagro económico de Milei, es importante primero entender qué es la inflación. En términos sencillos, la inflación significa que nuestro dinero pierde valor con el tiempo. En otras palabras, podemos comprar menos productos con los mismos 100 lempiras en 2024 que lo que podíamos comprar en 2003. Todos recordamos que, hace unas décadas, podíamos comprar tres tortillas por un lempira. Hoy, ese mismo lempira apenas alcanza para una. El huevo es un buen indicador de ello. Según datos del Banco Central de Honduras, en 2006 el precio de un huevo era de 1.60 lempiras, mientras que en noviembre de 2024 el costo promedio de ese mismo huevo alcanzaba los 4 lempiras. Un caso similar ocurre con el frijol, que, según el monitor de granos básicos de la UNAH, costaba entre 12 y 14 lempiras la libra en 2018, y en 2024 su precio variaba entre 15 y 25 lempiras. Al analizar la historia de la inflación en Honduras durante los últimos 20 años, se observa que no es un problema nuevo. Hemos tenido tres picos significativos de inflación interanual: 13.99% en 2008, 7.76% en 2011 y 10.86% en 2022. El punto más bajo ocurrió en 2015, cuando la inflación interanual descendió a 2.15%. En promedio, la inflación interanual en Honduras durante las últimas dos décadas ha estado entre 5% y 6%, mientras que, en Argentina, el promedio ha sido de 25% a 30%. En el caso de Honduras, aproximadamente la mitad de la inflación que experimentamos es importada. Esto sugiere que el manejo de la inflación está, en gran medida, fuera del control de las autoridades nacionales, de manera similar a lo que ocurre con el costo de los combustibles y la generación eléctrica, sectores en los que dependemos fuertemente de los precios internacionales del petróleo. Sin embargo, la otra mitad de la inflación es responsabilidad directa de nuestro gobierno. La solución a este problema no pasa por seguir teorías fallidas como las de John Maynard Keynes, que fueron las que llevaron a Argentina a enfrentar la crisis reciente. En Honduras, los problemas reales son bien conocidos: la falta de suministro eléctrico, los constantes apagones y las tarifas elevadas, que mantienen altos los costos de producción en el país, por mencionar solo algunos ejemplos. Independientemente del análisis que hagamos sobre la inflación, siempre encontraremos que su origen está en los gobiernos y su intervención desmesurada en la economía. Ya sea por inyectar un exceso de dinero en circulación, lo que hace que la moneda pierda valor con relación a la canasta de productos que puede comprar, o por encarecer los costos de producción de esos productos a través de impuestos, trámites o incluso el congelamiento de precios. En el caso de Argentina, la inflación es producto de una combinación de estos factores, con un énfasis particular en el exceso de liquidez. Lo que Javier Milei ha hecho es revertir estas dos políticas, devolviendo al sector privado su rol en la creación de riqueza y prosperidad. Milei ha demostrado la farsa y el fracaso del modelo estatista y colectivista del keynesianismo, o lo que tradicionalmente se enseña en las universidades como macroeconomía . Durante décadas, las políticas económicas de muchos países han sido dirigidas por intelectuales economistas que jamás han dirigido siquiera un pequeño negocio, lo que les dificulta comprender las verdaderas dificultades de producir y generar riqueza en una economía.