Casi llega el “Día D” en la vida democrática de Honduras. Un poco más de cinco millones de ciudadanos han sido convocados para ejercer el sufragio el domingo entrante, cuando resultará electo un presidente, tres designados, 128 diputados y 298 alcaldes y sus corporaciones municipales.

Los politólogos a quienes se ha solicitado su lectura del actual proceso comicial, son de la opinión que la clave para robustecer la democracia está en que los votantes acudan en masa.

Ocurre que, en los últimos procesos de consulta, menos del 30 por ciento de los empadronados son los que han elegido a las autoridades del país, una constante que se ha traducido en la progresiva pérdida de legitimidad de los cargos de poder.

Con fundamento en el comportamiento mostrado por los electores en las justas anteriores, se estima que el abstencionismo podría alcanzar el 50 por ciento o quizá el 70 por ciento, si no se realiza una campaña de concienciación de los ciudadanos, dirigida a que la nueva cita con las urnas sea multitudinaria.

Se trata de que la afluencia a las Juntas de Recepción de Votos no sea menor al padrón de hondureños convocados a elegir por mayoría a quienes dirigirán el destino de Honduras en el período 2022-2026.

Los funcionarios del más alto rango del Consejo Nacional Electoral han llamado a los ciudadanos para que no dejen de cumplir su deber cívico de depositar su voto, entendido que esta práctica es el pilar de la democracia participativa.

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Los analistas y figuras principales de los organismos de la sociedad civil, interpretan que el poder de las mayorías, el Estado de Derecho y la institucionalidad de Honduras únicamente van a adquirir autenticidad, mediante una fuerte y contundente participación de los votantes.

Además de alejar todos los riesgos de fraude, la asistencia de los hondureños a los centros de votación le da mayor fundamento a las instituciones partidarias, coloca en escrutinio a los políticos y reivindica el poder de la ciudadanía.

Sectores mayoritarios del quehacer nacional, sostienen una campaña tendiente a que los ciudadanos comprendan, en todo su concepto, la participación en la fiesta cívico democrática programada para este domingo 28 de noviembre, cuando está en juego el sistema político y el futuro de la República.

El reto es vencer el abstencionismo, porque el voto de cada hondureño cuenta para la construcción de un plan de nación que haga posible enrumbar al país.

¿O seguirá prevaleciendo en Honduras la democracia puramente electorera, la falta de compromiso de los políticos y el ejercicio de un poder carente de legitimidad?