Un promedio de 36 personas han fallecido diariamente a causa de covid-19 en la última semana. Agosto es el mes con más alta incidencia de víctimas mortales y contagios.

Los especialistas han llamado la atención sobre un indicador: Cada 60 minutos fallecen uno o dos pacientes infectados por el nuevo virus con un impacto cada vez más incisivo entre la población de niños, jóvenes y adultos mayores.

Los datos del Sistema Nacional de Gestión de Riesgos (Sinager) contabiliza unos 305 mil casos positivos y más de ocho mil víctimas mortales desde que la peste inició en marzo de 2020.

En comparación con las semanas epidemiológicas número 71 y 72, el actual período -el 73- presenta un alza de 40 por ciento, porque la cantidad de casos ha ido desde los 7 mil hasta los 10 mil contagios.

En julio la media de infecciones fue de 1,100 cada 24 horas; No obstante, en agosto, el nuevo virus y sus variantes se han propagado mucho más rápido: Mil doscientos cuadros diariamente.

En los últimos quince días, se han reportado alrededor de 500 decesos y una tasa de letalidad de 2.5 por ciento, tal y como lo destacan los informes oficiales.

Lempira, Copán, Olancho y Santa Bárbara encabezan la lista de los departamentos que tienen el porcentaje de letalidad más elevada, entre 4.5 y 3.7 por ciento.

El escenario en los hospitales públicos y en las unidades de triaje sigue siendo caótico. Solamente en la capital, unos 60 pacientes urgen ser trasladados a los hospitales, lo que No ha sido posible por la falta de cupos.

Este inconveniente ha provocado un ascenso en la tasa de mortalidad. Los especialistas calculan que entre seis y siete adultos mayores mueren a diario por covid-19 en los centros de triaje del Distrito Central.

Las autoridades de la cartera ministerial de Salud libran una carrera contrarreloj para inmunizar al mayor porcentaje de la población. Cerca de dos millones de dosis han sido suministradas hasta ahora y tres millones más están en reserva.

Los datos estadísticos señalan que 315 mil personas están completamente vacunadas; esto es, apenas el tres por ciento de la población.

Los entendidos aseveran que para que las infecciones y muertes comiencen a descender regularmente, al menos el 40 por ciento de los hondureños tendrían que estar inoculados.

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