Ismael Zepeda Galo, del Foro Social de la Deuda Externa y Desarrollo de Honduras (Fosdeh), realizó este viernes (19.03.2021) un análisis del país en temas sociales, económicos y políticos en el que recomendó a las autoridades pensar en ajustes salariales.

En ese sentido, el economista brindó una entrevista exclusiva a La Tarde de HRN, en la que expuso sus puntos de vista referentes a la actualidad del país y a los panoramas que, como sociedad, podrían ser afrontados en el futuro.

"Honduras necesita que se hable de ajustes y no solo de incrementos. Esos ajustes deben ser relativos a la pérdida en el poder adquisitivo, es decir, todo el encarecimiento que afrontamos en 2020 por el aumento de precios, tanto en alimentos como en otro tipo de bienes y servicios", manifestó.

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Además, Zepeda explicó: "Se necesita ajustar un salario, simplemente porque el consumidor pierde capacidad de compra. La economía no para. Por eso no es sensato hablar de congelamiento o aumento en los salarios, sino de ajustes acordes a la realidad económica del país. Es momento de ponernos en los zapatos de empleadores, empresarios, dueños de MiPyMEs. Todo eso influye en que pierdan el dinamismo económico que habían adquirido en los años anteriores".

Para Zepeda es imperativo que el gobierno implemente políticas públicas que estimulen a la empresa privada, ya que es su "obligación".

"Esas políticas deben ir enfocadas, por ejemplo, a aspectos como retribución de impuestos, reducción de costos y acceso a créditos que propicien un mayor dinamismo en la economía nacional. De igual modo, es fundamental que empresas pongan en práctica esos ajustes salariales a los que me he referido con el objetivo beneficiar a la población ante la pérdida de poder adquisitivo que está afrontando en este momento", detalló.

Una mirada a la "fragilidad del estado de derecho"

Según el representante del Fosdeh, uno de los principales causantes de la actual crisis es la fragilidad del estado de derecho. Eso ha influido, según Zepeda, en la disminución de la inversión económica —extranjera y nacional—.

"La crisis que vive Honduras no es solo económica o social, sino que también es una crisis política. La inestabilidad del estado de derecho ha influido directamente en factores económicos como la falta de inversión necesaria para generar un equilibrio. No solo me refiero a inversión con capital extranjero, sino también con capital interno", consideró el economista.

De acuerdo con Zepeda, la pandemia por covid-19 y los huracanes de noviembre de 2020, ETA y IOTA, empeoraron algunos problemas ya existentes como la pobreza, el desempleo y la desigualdad.

"Estamos atravesando una crisis aguda producto de la pandemia de covid-19 y sus repercusiones. En esa agudización también influyeron los dos huracanes, ETA y IOTA. Por otra parte, es lamentable que hasta el momento no esté materializado un plan para la reconstrucción del país. Eso, en consecuencia, ha desembocado en el agravamiento de problemas sociales preexistentes como el alto índice de desempleo, la pobreza, la desigualdad y los efectos que esto causa. Las migraciones masivas y el aumento de la delincuencia, por ejemplo", mencionó.

Los nuevos pobres

Desde que inició la pandemia entre 800 mil y un millón de personas perdieron su empleo en Honduras, de acuerdo con datos del Fosdeh.

"El aumento en la tasa de desempleo no solo corresponde a los empleados del sector público y privado que perdieron su trabajo, sino también a los emprendedores. Algunos dueños de MiPyMEs, por ejemplo, estaban económicamente arriba de la clase media, es decir, aquellas personas que tenían un negocio rentable, o sea, que les generaba grandes utilidades, han perdido muchas de sus ganancias. Aquí puedo mencionar factores como los costos y la insuficiencia de las cuentas. Solo en el caso de las MiPyMEs, de acuerdo con datos que manejamos en el Fosdeh, hubo una reducción de más del 40% de ellas", expresó.

La informalidad y la delincuencia son, según Zepeda, vías de escape ante la pobreza y la desigualdad. Foto: Gustavo Amador / EFE (AGENCIAS)

La pobreza disminuye el poder adquisitivo de las personas y, por ende, el acceso a distintos beneficios sociales.

"A nivel mundial, el estándar utilizado en la medición de pobreza es mediante los ingresos que recibe una persona en un determinado tiempo. Cuando esos ingresos son cortados, la persona cae en pobreza. En ese momento se pierde el poder adquisitivo necesario para acceder a una canasta básica, alimentos, vestimenta, alquileres, energía, agua potable y otros servicios públicos y, en sociedades con un modelo económico como el nuestro, también disminuye el acceso a salud o educación de calidad”, explicó.

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