En lo que va de este año, más de 18,000 hectáreas de bosque han sido arrasadas por los incendios. De esta superficie, diez mil hectáreas corresponden a Gracias a Dios y Francisco Morazán. Los datos procesados por el Instituto de Conservación Forestal señalan que hasta ayer, se ha habían registrado 395 siniestros, la mayoría en los departamentos de Olancho, Gracias a Dios y Francisco Morazán, El Paraíso, Ocotepeque y Choluteca. Esta semana, las cuadrillas encargadas de prevenir y sofocar los incendios atendieron una emergencia en los términos de Olancho y en El Paraíso. En un mes, los incendios forestales pasaron de 117 hectáreas a 18,000 hectáreas, un incremento de 15,384 por ciento en los eventos que derivan en el agotamiento de los recursos naturales del país. Destruidos los recursos forestales, a Honduras no le queda otro destino que convertirse en un desierto con una población condenada a la inseguridad alimentaria, la estrepitosa caída en la producción agrícola y la pérdida irreversible de las fuentes de agua. VEA: Consternación tras que estudiante hondureña se quitara la vida en Copán Cada hectárea arrasada significa la destrucción de 2,800 árboles y la pérdida de oxígeno. Se estima que, por cada hectárea, unos 2,800 árboles son pasto de las llamas. Catastrófico es para el país que en los últimos diez años hayan sido arrasadas más de 600,000 hectáreas, una media de 70,000 cada 12 meses. No se trata únicamente de que los incendios forestales son eventos cíclicos, sino que en la medida en que los bosques son envueltos en llamas se agotan las fuentes de agua, que es el elemento esencial de la vida. ¡Es toda una desgracia ambiental que aproxima a Honduras a ser un país sin bosque, sin vida, y con una sentencia a perecer por falta de agua! MIRA: Más de 280 estudiantes están desaparecidos en secuestro masivo en Nigeria