Si los centros educativos continúan cerrados, al término de 2022, se habrán ido 300,000 estudiantes.

Se interpreta que cada día, las aulas van a perder a mil alumnos en caso que las escuelas y colegios continúen abandonados y si no se establecen políticas firmes para el retorno a clases presenciales.

Los estudios de expertos en ciencias de la educación recalcan que este número de niños y jóvenes se sumaría a los 600 mil que desertaron del sistema en el período 2020 y 2021, a causa de la emergencia sanitaria.

Se estima que de ese grupo, el 20 por ciento, 120 mil, nunca más volverán a su ciclo escolar y a su conexión directa con los docentes y con sus compañeros.

La matrícula para el período 2022 no llegó a la meta que se había fijado. Las autoridades del ramo proyectaron que para este año el sistema público iba a recibir 2.5 millones de alumnos; sin embargo, nada más han sido inscritos 350,000 niños y se espera que a lo sumo llegarían un millón 200,000 educandos.

Autoridades de la Secretaría de Educación indicaron que alrededor de 400,000 alumnos de 15 a 18 años, el segmento que se supone ya está inmunizado contra el covid, son los que deben integrarse a clases “en el sitio” en jornadas completas. 

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Los niños y los jóvenes fueron completamente desligados de sus maestros y de la escuela desde marzo de 2020, debido a la emergencia sanitaria que arrastró una crisis social y económica. Literalmente quedaron abandonados.

Otra de las trabas para la reanudación de las labores educativas es la infraestructura que está "en ruinas". Los únicos centros de enseñanza que estaban en mejores condiciones tienen un deterioro mayor, después de dos años de permanecer clausurados y en el olvido.

La conjugación de todos estos elementos ha resultado en que los niños y los jóvenes de Honduras perdieron tres años de aprendizaje y el país retrocedió entre dos y tres años en el nivel de escolaridad.

Honduras es el país que más tiempo ha tenido las escuelas inactivas y sus maestros y alumnos aislados. En el resto de países de Centroamérica, las clases son servidas totalmente en las aulas o, en la mayoría de los casos, son impartidas de manera híbrida.

Esto explica que Honduras muestre una pérdida en el aprendizaje y un retroceso en el nivel de escolaridad de por lo menos tres años.

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