De nada ha servido la colocación de bonos soberanos ni la contratación de un consorcio internacional, tampoco la integración de comisiones interventoras para salvar a la Empresa Nacional de Energía Eléctrica.

El conjunto de deudas y compromisos de la estatal eléctrica creció en 12 mil millones de lempiras este año. En diciembre de 2019 los pasivos eran de 68 mil 700 millones de lempiras y en agosto de 2020 esa suma se ubicó en 80 mil 600 millones de lempiras.

Dicha relación se traduce de la siguiente manera: En el presente año, el pasivo de la ENEE se incrementó a un ritmo de 1,500 millones de lempiras mensuales.

Un informe sobre el balance de ingresos y gastos al 31 de agosto, revela que el pasivo corriente era de 29 mil millones a esa fecha, las cuentas por pagar a los proveedores rozaban los 12 mil millones y la deuda externa e interna de corto plazo se ubicó en nueve mil millones.

En otro apartado, los reportes oficiales detallan que el pasivo de largo plazo pasó de 37 mil 800 millones en diciembre de 2019 a 51 mil 500 en agosto de 2020.

Se destaca, asimismo, que el endeudamiento interno y externo de largo plazo saltó de 33 mil 600 millones a 46 mil 800 millones de lempiras, un incremento de más de 13 mil millones. De su parte, el pasivo laboral saltó desde 688 millones a una cifra superior a 700 millones.

El desequilibrio enlas cuentas de la Empresa Nacional de Energía Eléctrica está arrastrando las finanzas del país, sus pérdidas se han incrementado a sumas que son “impagables” y –en definitiva- su muerte está declarada.

Hace sólo unos días, el Congreso Nacional aprobó bonos soberanos por 850 millones de dólares para cubrir algunas líneas del déficit fiscal, por mucho causado por los números en rojo de la ENEE.

En mayo el Poder Legislativo le había dado el visto bueno a la colocación de otro instrumento por 600 millones de dólares, con el mismo fin de cubrir pasivos de la empresa.

Y en septiembre de 2019, Honduras había recurrido al mismo mecanismo de endeudamiento con la oferta de un bono soberano de 700 millones de dólares, de los cuales unos 400 millones fueron dirigidos para reestructurar la deuda de la ENEE.

La contratación de la Empresa Energía Honduras tampoco ha logrado disminuir las pérdidas de la moribunda ENEE; al contrario, éstas se han elevado por encima de 32 por ciento en que se encontraban cuando el consorcio internacional comenzó a operar en el país.

Y el desempeño de los interventores que actualmente están al frente de la empresa es calificado, igualmente, como “un total fracaso” por sus resultados infructuosos.

Un informe de la Asociación para una Sociedad más Justa concluye que la empresa no podrá ser rescatada aun y cuando se invierta todo el Presupuesto de la República.

El referido análisis subraya que entre 2014 y 2019, más de 36 mil 000 millones de lempiras fueron pagados a 15 generadores privados de energía eléctrica.

La muerte financiera, operativa y de administración de la ENEE es un hecho, señalan los entendidos al sentenciar que todos los recursos para salvar la institución ya fueron agotados.

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