Los problemas que deja como herencia la administración gubernamental al nuevo gobierno que tomará el poder del país el 27 de enero de 2022 son de un peso enorme.

La solución a tales dificultades, especialmente en los órdenes social y económico pasa por decisiones que deben ser tomadas con pinzas y en consenso.

Si no es así, Honduras se encaminará a una verdadera anarquía sin posibilidades de revertirla, como han advertido los entendidos entrevistados por HRN.

La falta de empleo, la pobreza, la deuda pública, el déficit fiscal agudizado por el descalabro de la Enee, la obesa masa salarial y la corrupción, son los temas críticos a los que la presidente Xiomara Castro y su equipo de trabajo le tendrá que hacer frente.

Son, justamente, los grandes temas que han comenzado a ser tratados por las diferentes comisiones integradas para los efectos de la transición al gobierno 2022-2026.

Los analistas han enfatizado en un hecho claro. Y es que no será suficiente con la elaboración de un diagnóstico de la situación en que se  encuentra el país. Será necesario que se planteen acciones conjuntas dentro de un plan de país.

La gestión que conducirá el país en el próximo cuatrienio va a heredar una situación sumamente compleja. La pobreza alcanza a siete de cada diez hondureños y, según organismos internacionales, la inseguridad alimentaria se ha duplicado al pasar de un millón 800,000 personas a 3.3 millones de hondureños que no pueden adquirir sus alimentos, debido a que no cuentan con ingresos mínimos.

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Por lo menos medio millón de personas perdieron su trabajo en 2020 a causa de la pandemia y de las tormentas Eta y Iota y un promedio de 300,000 hondureños emigran de manera irregular cada año en busca de oportunidades para vivir con dignidad.

La emergencia sanitaria también ha repercutido en un duro revés para la educación. En el país, dos millones de niños y jóvenes están fuera del sistema, una situación que los entendidos catalogan como "una tragedia" por cuanto coloca a Honduras en el riesgo de tener una "generación perdida".

En el ámbito de la economía y de las finanzas, sobresale el insostenible endeudamiento público que ya roza los 17,000 millones de dólares y cuyo servicio representa el pago de 42,000 millones de lempiras anuales. Se proyecta que esa suma podría llegar a los 60,000 millones en 2022.

La impunidad y la corrupción, que absorbe no menos de 65,000 millones de lempiras al año, son -igualmente- dos fenómenos que siguen erosionando las bases del país. Los analistas, politólogos, líderes religiosos, empresarios, fuerzas vivas, dirigentes gremiales, organismos de la sociedad civil, plataformas anticorrupción y observadores internacionales, insisten en que el país podrá ser llevado por el sendero correcto Sí y sólo si existe una visión consensuada de un plan de nación.