La pugna electoral ha tomado tal giro que ya son 15 departamentos los afectados por actos de violencia política. En 2017 fueron 10 los términos impactados por este tipo de eventos.

En comparación con el proceso electoral de 2017, en la presente campaña han ocurrido 18 casos más de agresión política, un crecimiento de 40 por ciento en el número de casos de muerte y otros hechos de conflictividad que tienen una inspiración política.

Honduras es retratado, en razón de tal incidencia, como un país donde no hay respeto a la vida y donde se ha fortalecido la barbarie en el quehacer proselitista.

Los hechos de violencia política se han dirigido principalmente a miembros de los partidos Nacional, Liberal y Libre y se han concentrado en los departamentos de Francisco Morazán, Olancho, Colón, Atlántida y Cortés, destaca un informe de la Universidad Nacional.

El más reciente hecho es el asesinato del aspirante a vicealcalde de Concordia, Olancho, Darío Juárez. Como ya es de dominio, el fin de semana fue sangriento: El jefe edilicio de Cantarranas, Francisco Gaitán, y el dirigente de la oposición en Santa Bárbara, Elvin Casaña, fueron ultimados a balas.

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También se registraron eventos sangrientos, siempre relacionados con la actividad política, en San Jerónimo y en Corquín, en el occidental departamento de Copán.

Honduras experimenta un ambiente polarizado como resultado de la campaña de odio que es motivada por los mismos líderes, dirigentes y simpatizantes de los partidos con mayor caudal.

Los mensajes "extremistas" no van a contribuir a movilizar el voto de los indecisos como pretenden los partidos políticos enfrascados en discursos políticos que infunden miedo, concluyen los analistas.

A pesar de ello, una buena parte de los líderes están ahogados en una cultura de temor, descrédito y de muerte y se impone la confrontación visceral y no la invitación a una jornada cívico-democrática.

Tiene fundamento, entonces, el llamado encarecido de la iglesia, la empresa privada, la academia, plataformas populares y de organismos internacionales para que cese el sectarismo y el odio y que, en su lugar, se abra paso a la firma de un "pacto por la no violencia política".

En las manos de los líderes y dirigentes de los partidos está ponerle fin a la ola de conflictividad que ha dejado no menos de 30 homicidios por razones políticas en lo que va de este año, señalan miembros de la sociedad civil, cuando han reprochado las posiciones radicales que se ha generado en el camino a los comicios generales.

La demanda de la población hondureña está centrada en la solución a la pobreza, la criminalidad, la corrupción y los demás problemas que golpean al país.