Mientras Honduras apenas llegaba a alcanzar los 800 millones de dólares, Costa Rica, con un crecimiento del 69 por ciento también en relación al año precedente, captaba a través de la inversión extra regional, 3 mil 563 millones de dólares, contantes y sonantes.

Un retroceso aparatoso en la atracción de capital extranjero y en el fomento de un clima propicio para la captación de inversión extra regional, mientras a la par, Nicaragua, con todo y sus precariedades democráticas y jurídicas, recibía el año pasado, mil 220 millones de dólares en inversión extranjera directa.       

¿Qué es lo que explica esta caída?. ¿Por qué no es Honduras un país atractivo en la región a la Inversión Extranjera Directa? Las respuestas están a la vista.

Ahora mismo el Ejecutivo está empecinado en meter al Congreso una iniciativa que han denominado Ley de Justicia Tributaria y que en sus alcances le daría el tiro de gracia a la mayor parte de los regímenes fiscales existentes en el país como las exoneraciones, exenciones y demás incentivos que atrajeron a inversionistas y capitales extranjeros.             

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 La iniciativa privada hondureña ha calificado dicho proyecto como un atentado contra la inversión y la generación de empleo.

Se van a “pasear” en los regímenes fiscales que en el país generan trabajo como los call centers y le terminarán sacando carrera a la inversión extranjera que se asentó en el territorio nacional al amparo de los beneficios fiscales otorgados en la Ley de Zonas Libres.

Lo que ahora quieren hacer con esta propuesta de ley, o lo que hicieron con la derogada Ley de Empleo por Hora, es lo que provocó que el año pasado Honduras recibiera el equivalente a un 76 por ciento de lo que se recibió anualmente promediado en Inversión Extranjera Directa, en el período del 2010.

¿Qué necesidad hay de continuar generando ese clima de incertidumbre e inseguridad a los inversionistas nacionales y extranjeros?                

  Sólo aquellos países que bajo un ambiente político  y social estable, le garantizan al inversionista la plena protección de sus inversiones, además de todas las facilidades para hacer negocios, la calidad y confiabilidad de la infraestructura y servicios básicos, atraen los capitales de inversión extranjera.

De nuevo, señoras y señores del gobierno: los beneficios fiscales y las garantías de protección de las inversiones, sean estas nacionales o extranjeras, son y seguirán siendo fundamentales para atraer y retener los flujos de inversión en el país. Todo lo que no se haga así, supondrá la refundición de la inversión y de la economía de Honduras.

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