“Casi quedó loco, miren todos los medicamentos que tomo”, fueron las primeras declaraciones que rindió el joven maestro Rommel Baldemar Herrera Portillo, tras salir del Hospital Psiquiátrico Mario Mendoza en Tegucigalpa, capital hondureña.

Baldemar Herrera fue condenado por el delito de incendio agravado a título de cómplice en perjuicio de las instalaciones de la embajada de Estados Unidos en Tegucigalpa durante una manifestación de la oposición en 2018.

Herrara fue a la cárcel de máxima seguridad "La Tolva" en Morocelí, El Paraíso. Poco después fue remitido a un hospital público de la capital donde era tratado por padecimientos psiquiátricos.

No obstante, recobró su libertad tras que la jueza que llevaba su caso declarara con lugar la solicitud de conmuta presentada por la defensa del joven.

A su salida de centro psiquiátrico, donde se encontraba interno, el joven maestro agradeció “a todas las personas que han estado conmigo, es una ardua travesía empezar. Fue injusto lo que me hicieron, soy un hondureño como ustedes, traté de luchar. Fue algo atroz”.

Asimismo, Herrera Portillo afirmó que seguirá laborando como maestro “esa es mi vocación, es mi objetivo”.

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