La matrícula para el período 2022 no llegó a la meta que se había fijado. Las autoridades del ramo proyectaron que para este año el sistema público iba a recibir 2.5 millones de alumnos; sin embargo, nada más fueron inscritos un millón y medio.

Los datos anteriores se traducen así: el registro de menores listos para regresar a las aulas únicamente representa el 60 por ciento de la cantidad de niños y adolescentes que se esperaba recibir en los centros de enseñanza.

Autoridades de la Secretaría de Educación, indicaron que los alumnos de 15 a 18 años, el segmento que se supone ya está inmunizado contra el covid, son los que se integrarían a clases “en el sitio” en jornadas completas.  El resto lo harán conforme la aplicación de vacunas contra el nuevo virus tenga más cobertura.

Los niños y los jóvenes fueron completamente desligados de sus maestros y de la escuela desde marzo de 2020, debido a la emergencia sanitaria que arrastró una crisis social y económica.

Fueron abandonados. No se les proveyó de las herramientas electrónicas, ni se les facilitó el acceso a las plataformas virtuales para la asimilación de contenidos importantes.

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Medio millón de alumnos desertaron durante la pandemia. Y de este universo, se calcula que el 20 por ciento (unos 100 mil educandos) nunca más volverán a los centros educativos, ya son parte de una “generación perdida”.

Otra de las trabas que impide la reactivación de las labores educativas es la infraestructura que está destruida y los centros de enseñanza que estaban en mejores condiciones muestran un deterioro mayor, después de dos años de permanecer cerrados y en el olvido.

El Gobierno anterior no dejó una obra en avance dirigida a la restauración de las escuelas y colegios. Un sector de dirigentes magisteriales estima que para este renglón se necesitarían unos 25,000 millones de lempiras.

La conjugación de todos estos elementos ha resultado en que los niños y los jóvenes de Honduras perdieron tres años de aprendizaje y el país retrocedió entre dos y tres años en el nivel de escolaridad.

Honduras es el país que más tiempo ha tenido las escuelas cerradas. En el resto de países de Centroamérica, las clases son servidas totalmente en las aulas o, en la mayoría de los casos, son impartidas de manera híbrida.