Una enfermera británica de 33 años fue encontrada culpable en los últimos días por la muerte de siete recién nacidos prematuros y el intento de asesinato de otros seis en el hospital donde trabajaba.

La enfermera, Lucy Letby, trabajaba en la unidad de cuidados intensivos del hospital Countess of Chester, en el noroeste de Inglaterra, y según la acusación, era descrita como "fría, calculadora, cruel y tenaz", informaron medios locales.

Durante un período de un año, entre junio de 2015 y junio de 2016, siete recién nacidos prematuros fallecieron sin causas aparentes y con pocas horas de diferencia. Además, otros diez bebés estuvieron al borde de la muerte pero lograron sobrevivir.

Las acusaciones contra Letby incluyen la inyección de aire vía intravenosa a los bebés, el uso de sondas nasogástricas para introducir aire o una sobredosis de leche en sus estómagos. También se le imputa haber añadido insulina a las bolsas de alimentación, cambiar tubos respiratorios a prematuros y sobrealimentar a otros.

El fiscal Nick Johnson reconstruyó meticulosamente los hechos y encontró similitudes entre las muertes, presentando pruebas que demostraban la culpabilidad de la enfermera.

Además de ser apartada de su profesión, Letby fue condenada a más de 40 años de prisión por el delito de homicidio premeditado.

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