Son tres las ciudades que están enclavadas en diferentes puntos del territorio nacional bajo la sombrilla de las Zonas Especiales de Empleo y Desarrollo (ZEDE).

Sus proyectos están en desarrollo. Unos califican tales iniciativas como una respuesta para el desarrollo de Honduras; otros, aseveran que son una "enajenación" de la soberanía nacional.

La primera es la ZEDE denominada Orquídea que tiene su acción en San Marcos de Colón, Choluteca, en el renglón de la agroindustria y con un capital de los exportadores de la región sur.

La Ciudad Morazán, es otra Ciudad-Estado que ya ha comenzado a establecer una normativa acomodada a las libertades que permite la nueva ley.

Está situada en Choloma, Cortés, en el rubro de las fábricas, casas y apartamentos. El financiamiento es aportado por la firma Centroamerican Capital y Consulting.

De su lado, la ZEDE Próspera está asentada en Roatán, Islas de la Bahía, con posibilidades ciertas de expandirse hacia Amapala, Valle; Puerto Cortés, San Pedro Sula y Cuyamel, en Cortés; la región de Puerto Castilla, en Colón; y en La Ceiba, Atlántida.

Próspera tiene en agenda la ejecución de proyectos en los terrenos de la minería, educación, salud, finanzas, alimentos, subsuelo, agricultura, manufactura y construcción.

Los expertos sostienen que en estas zonas se ha implantado un nuevo modelo de dependencia económica y tecnológica y un amplio proceso de concesión de los principales bienes comunes naturales.

Asimismo, dicen estar convencidos que prevalecerá el capital extranjero sobre el nacional en un escenario donde se impone la desnaturalización de la economía y la fuga de capitales.

Conocedores de la materia aseveran que las ZEDE No son una fuente de empleo para los sectores  excluidos, sino una plataforma para los grupos privilegiados que siempre han controlado el desarrollo territorial, en detrimento de la mayoría de la población que navega en la pobreza y que es empujada a la emigración ilegal.

Un análisis del Centro de Estudio para la Democracia (CESPAD), denominado: “Las ZEDE, La Eterna Unión del Despojo”, concluye que las élites se ven en la necesidad de reacomodarse para salir a flote, reorientar y asegurar sus procesos de acumulación capitalista.

Las Zonas de Empleo y Desarrollo serían, en consecuencia, un esquema de conquista-colonización de nuevos territorios, que busca expandir su capacidad de inversión en las diversas áreas de la economía con el aval de los Estados, en este caso de quienes gobiernan Honduras, decantados por la venta de la soberania hondureña.

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