Un estadounidense que pasó preso de manera injusta durante dos décadas y media, en un corredor de la muerte antes de salir libre, murió a disparos, en medio de un funeral al que asistía.

Christopher Williams, de 62 años, falleció de un tiro en la cabeza.

Williams se bajaba de un vehículo en el cortejo fúnebre de un amigo suyo, en un cementerio de Filadelfia (Pensilvania).

La Policía, hasta el día de hoy, no logró detener al responsable del asesinato.

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Condena por varios homicidios

La víctima, padre de seis hijos, recibió condena por seis homicidios en 1993, estuvo preso de manera injusta, pero murió poco después de ser absuelto.

Lo acuaron junto con Troy Coulston, por un triple asesinato y el homicidio de Michael Haynesworth, hechos ocurridos en 1989.

También por otros dos asesinatos, todos en relación con la causa de un informante, del que no se ofreció mayor información.

Unas décadas después, los fiscales de Filadelfia desestimaron los cargos contra ambos.

Lo hicieron tras descubrir testimonios falsos y evidencias exculpatorias que contradecían la historia del informante.

Esos testimonios falsos y las evidencias nunca fueron compartidos con los abogados de la defensa.

Así, Williams fue primero absuelto de dos asesinatos y luego exonerado de otros cuatro, pero encontró la muerte, mientras asistía a los servicios fúnebres de un amigo.

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