El aparato del servicio exterior de Honduras es pesado y, además, resulta muy oneroso para las finanzas públicas.

Unos dos centenares de burócratas están asignados en cargos de diferente escala como embajadores, ministros, consejeros, secretarios, cónsules, agentes consulares y ministros.

Estos funcionarios se llevan un sustancial porcentaje de la partida presupuestaria de la Secretaría de Relaciones Exteriores que para el ejercicio 2021 es de un poco más de mil millones de lempiras.

En la administración del ex presidente Porfirio Lobo Sosa, solamente el renglón de sueldos y salarios para los diplomáticos nombrados en el servicio representó una cifra arriba de un millar de millones de lempiras entre 2010 y 2013.

Y desde 2014 a la fecha, se ha elevado el gasto para sostener el funcionamiento de las representaciones diplomáticas y entregar las remuneraciones económicas a su abultado personal.

Honduras tiene acreditados diplomáticos en diferentes escalones en España, Francia, Bélgica, Alemania, Austria, Suiza, Reino Unido, el Vaticano y Rusia.

También cuenta con representación en Israel, Kuwait, Japón, Corea y Taiwán. Se suman los delegados en Argentina, Chile, Colombia, Ecuador, Perú, Brasil, Belice, Costa Rica, El Salvador, Nicaragua, Panamá, Guatemala, Cuba y República Dominicana.

Son muchas las embajadas e, igualmente, los consulados diseminados en Estados Unidos, Canadá y México y que reciben la mayor demanda de los emigrantes hondureños.

Información proporcionada por fuentes oficiales señala que en las distintas sedes diplomáticas se desempeñan unos 200 personeros que ocupan los puestos de embajadores, ministros, consejeros, secretarios, cónsules y agentes consulares.

Honduras tiene acreditadas, igualmente, misiones permanentes ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y la Organización de Estados Americanos (OEA).

Las parentelas, las amistades y las sociedades políticas dominan la designación de los representantes hondureños ante la comunidad internacional.

Los diplomáticos nacionales, en su mayoría, forman una gran telaraña de personalidades que llegaron a tales alturas por recomendaciones especiales, por puras peticiones forzadas o por el reclamo de derechos mal adquiridos.

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