Tras el fallecimiento del papa Francisco, el Vaticano activó uno de los rituales más solemnes y reservados de la Iglesia católica: el cónclave. Esta antigua tradición reúne a cardenales de todo el mundo en la Capilla Sixtina con una única misión: elegir al nuevo sucesor de San Pedro. A partir de este miércoles, los ojos de más de 1,400 millones de católicos —y del mundo entero— estarán puestos en una pequeña chimenea en el Vaticano. Solo cuando emita humo blanco se sabrá que los cardenales han alcanzado un consenso y hay un nuevo papa. Este proceso se rige por normas estrictas establecidas en la constitución apostólica Universi Dominici Gregis, promulgada por Juan Pablo II en 1996. Solo pueden participar en la votación los cardenales menores de 80 años, lo que reduce el número de electores este año a 131, tras la ausencia de dos purpurados por razones de salud. Roles definidos y papeletas estrictas Antes de cada sesión de votación, se sortean nueve cardenales para asumir roles específicos: tres escrutadores (encargados del conteo), tres infirmarii (que recogen votos de cardenales enfermos en Santa Marta) y tres revisores (encargados de verificar los resultados). Las votaciones son secretas y se realizan dos veces por la mañana y dos por la tarde. Cada cardenal escribe el nombre de su elegido en una papeleta con la frase latina Eligo in Summum Pontificem ( Elijo como Sumo Pontífice ), y la deposita en una urna frente al altar. Proceso del cónclave. Fuente: Oficina de Prensa del Vaticano, Foto: CNN Escrutinio, conteo y humo Una vez emitidos los votos, los escrutadores leen cada papeleta en voz alta. Los nombres se anotan y las papeletas se ensartan con una aguja a través de la palabra Eligo , como marca la tradición. Tras el conteo, los revisores confirman que todo el procedimiento se haya realizado correctamente. Proceso del cónclave. Fuente: Oficina de Prensa del Vaticano, Foto: CNN Si ningún candidato obtiene la mayoría necesaria (dos tercios de los votos), se procede a una nueva ronda de votación. Una vez concluida cada sesión, las papeletas se queman. La mezcla química empleada en la quema indica el resultado: el humo negro anuncia que no hay papa; el blanco, que el cónclave ha terminado. Proceso del cónclave. Fuente: Oficina de Prensa del Vaticano, Foto: CNN Así, entre rezos, papeletas y votos secretos, la Iglesia católica se encamina una vez más hacia la elección de su nuevo líder espiritual. LEA ACÁ: Cardenal decano pide 'el papa que la humanidad necesita en este momento tan difícil'