Quienes tomen el poder del país en el período 2022-2026, tendrán que evaluar los indicadores económicos y ajustarlos a la realidad de un país, cuyas finanzas están en crisis.

Los entendidos consideran que Honduras debe de incentivar la inversión privada, con el fin de crear las condiciones adecuadas para un crecimiento sostenido del Producto Interno Bruto de seis por ciento.

El país no cuenta con un ambiente favorable para la inversión, la seguridad jurídica es endeble, las posibilidades de competitividad son muy escasas y el compromiso de transparencia y rendición de cuentas es una deuda pendiente de los líderes del país.

A juicio de los economistas consultados por HRN, una de las primeras acciones que tendrían que adoptarse en el período que viene es evaluar el perfil del endeudamiento.

Es sabido que la mayor parte de los préstamos contratados son destinados a cubrir el déficit de la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE), y hacerle frente a la masa salarial.

En 40 años (desde 1982 a la fecha), la actividad económica ha mostrado estancamiento y la pobreza se ha mantenido, debido a que los programas de Gobierno No han sido consistentes. No ha existido una visión para resolver los problemas del país.

Representantes de sectores críticos son de la opinión que No se han hecho esfuerzos para combatir las causas del deterioro de la situación social y económica de los hondureños.

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Siete de cada diez personas aquejan una falta de acceso a fuentes de ingresos, a servicios de salud y educación, así como a oportunidades que les permita salir adelante.

La pobreza se ha profundizado en la medida en que han sido cerradas plazas de trabajo y que no hay capacidad para atender la demanda de 250,000 personas que cada año ingresan en el mercado laboral sin probabilidades de ser contratados.

La concentración de poder político ha representado un factor negativo para atraer inversión externa, crear nuevos empleos, recuperar los que fueron sepultados por la pandemia, fortalecer el aparato productivo y, en general, crear riqueza.

Los analistas observan con preocupación que en la actual campaña proselitista, los políticos no hayan pasado de discursos demagógicos que no contienen propuestas para encarar la realidad nacional.

Una pregunta central puede ser formulada a partir de la ausencia de planteamientos serios de parte de quienes se postulan a cargos de elección popular: "¿Están los hondureños condenados a vivir de tragedia en tragedia en cada cambio de Gobierno, por falta de soluciones a los males que afectan al país?"

Las políticas públicas consensuadas son indispensables para conocer cuál debe ser la ruta a seguir hacia el desarrollo del país, basado en un pacto nacional.