En tiempos de crisis causada por la pandemia, es imprescindible revisar y presentar una nueva formulación del Presupuesto de la República, vigente para el período fiscal 2020.

Dicha tesis ha sido planteada por los empresarios y los industriales que observan con preocupación la falta de voluntad del Gobierno de contribuir con su cuota de sacrificio a responder a la actual contingencia.

Los inversionistas son del criterio que el plan de ingresos y gastos tiene que ser replanteado de acuerdo con las actuales circunstancias, particularmente en el renglón de gastos corrientes.

Tanto los empresarios, como los industriales y los economistas críticos concuerdan en que las erogaciones para consumo, gestión operativa, pago de servicios, gastos financieros y otros renglones, son exagerados y no corresponden con los tiempos de “carestía” y de suma adversidad que vive el país.

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Se estima que el gasto corriente del Gobierno en el actual período varía entre los 128,000 y los 130,000 millones de lempiras, el 45 por ciento del Presupuesto 2020 que totaliza 282,000 millones de lempiras.

Según los informes procesados por la Secretaría de Finanzas, en enero el gasto corriente fue de 5,300 millones de lempiras; en febrero subió a 13,100 millones de lempiras; en marzo, se situó en 22,000 millones; y en abril, sobrepasó los 29,000 millones.

Sólo para el rubro de los salarios se proyectó para este año una partida que roza los 48,000 millones de lempiras y una cifra de alrededor de 40,000 millones de lempiras para el servicio de la deuda pública.

Una de las variables del instrumento de ejercicio fiscal vigente es precisamente la del gasto corriente. En las disposiciones del Presupuesto de la República se especifica que el crecimiento de este renglón en la Administración Central no deberá superar el 7.7 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), estimado en más de 600,000 millones de lempiras.

El plan de ingresos y gastos del año en curso está cifrado en poco más de 282,000 millones de lempiras cuyo financiamiento está en el aire debido a la crisis de salud que golpea al país.

Los ingresos se han venido abajo a causa del período de regresión en que han caído las empresas, el debilitamiento del aparato productivo, la baja en las exportaciones, el traspié que sufre el envío de las remesas y el derrumbe de los tributos.

Los entendidos en la asignatura insisten en que la única manera de hacerle frente a esta cadena de variables negativas es la inmediata revisión del Presupuesto de la República en lo que importa a la contención de los gastos.

Desde el Poder Ejecutivo y desde el Congreso Nacional todavía no se observan los principios de una acción articulada tendiente a provocar esos efectos en “tiempos de vacas flacas”, en la “era de las tempestades” y en los “días de plagas”.