La reformulación del plan de ingresos y gastos para el período fiscal 2021 es un imperativo en las circunstancias actuales, cuando el país está sumido en una doble crisis por la pandemia covid y por la tormenta Eta.
Así lo han subrayado directivos de la empresa privada y profesionales de la economía y de las finanzas, en cuya visión las prioridades deben girar en torno a la recuperación económica y a la reconstrucción del país.
El Gobierno ha anunciado que saldrá a buscar fondos de organismos externos para hacerle frente a la emergencia por partida doble que abate a Honduras, lo que significa un mayor endeudamiento público.
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No basta con adquirir más compromisos. El país requiere de un trabajo planificado y coherente en cuanto a la gestión de los recursos y, sobre todo, de un manejo transparente de los mismos. No habrá manera de salir de este trance si los fondos destinados para tal cometido son desviados.
El Presupuesto de la República para el período 2021 ha sido estimado en 288,000 millones de lempiras, una elevación de 2.12 por ciento respecto al plan que fue aprobado para 2020 y que asciende a 282 mil millones.
Como se sabe, el instrumento fiscal destina una asignación de 162,000 millones para la Administración Central y cerca de 126 mil millones van para las instituciones descentralizadas y desconcentradas.
Los grupos opositores afirman que la formulación del programa de dineros ingresados y los fondos comprometidos para gasto no es proporcional con un entorno de crisis como el que ahora mismo afecta al país.
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Uno de los principales cuestionamientos que se hacen a la forma en que es administrada la hacienda es que los recursos han ido más para gastos infructuosos y menos a la planificación del desarrollo de Honduras.
Los funcionarios del Gabinete Económico insisten en que el Presupuesto 2021 ha sido construido con fundamento en el propósito de dinamizar el aparato productivo, favorecer a su gente y sortear las dificultades causadas por la situación de emergencia que vive Honduras.
