Este comportamiento coincide con estudios de organismos como Latinobarómetro, cuyos hallazgos señalan que la región experimenta un aumento más rápido de la polarización política.

Este informe subraya que la confianza de la población en las instituciones ha disminuido significativamente hasta cerca del 20 por ciento.

Lo anterior significa que sólo una de cada cinco personas manifiesta su confianza en su Gobierno, revelan los sondeos de opinión levantados por entidades especializadas en medir los extremos de la actividad política.

Los críticos hondureños observan con mucha preocupación el descrédito en que han caído los líderes políticos. Y es que la falta de confianza en las instituciones partidarias y en sus dirigentes redunda en el debilitamiento de la democracia y en la opacidad de las actividades de gobernanza y gobernabilidad.

Las traiciones entre sectores dentro de los mismos partidos políticos y las conspiraciones que se tejen contra la rendición de cuentas para alimentar la impunidad, son igualmente rechazadas por la ciudadanía.

El Partido Nacional ha sido sacudido por las vinculaciones de algunos de sus líderes con el crimen organizado. El impacto ha sido mayúsculo con motivo del veredicto de culpabilidad emitido al exgobernante Juan Orlando Hernández en el juicio en Nueva York.

En el interior de la institución del emblema azul, se ha iniciado la actividad proselitista. Comenzaron su veloz carrera los aspirantes a la precandidatura Nasry Asfura, Jorge Zelaya y la exprimera dama, Ana García.

La mayor expectativa está dada por el veredicto de la población en las urnas. Porque será juicio popular de apoyo al partido o de rechazo a algunos líderes nacionalistas, a la cabeza el propio exmandatario Hernández, que han sido mencionados como presuntos socios de agrupaciones ilícitas.

En el seno del Partido Liberal todavía no están claramente definidas las postulaciones a los procesos comiciales de marzo y de noviembre de 2025.

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Lo que sí está claro es que hay dos bandos dentro de la bancada del partido de la bandera rojiblanca en la Cámara Legislativa. Unos están francamente identificados con Libre y otros intentan desmarcarse de esa pauta y seguir las directrices del Consejo Central Ejecutivo.

Para algunos analistas, el liberalismo no da muestras de que se ha fortalecido lo suficiente y que está rumbo a convertirse en una verdadera propuesta de Gobierno, tras los aplastantes fracasos sufridos en los procesos de consulta anteriores.

Es un grupo nutrido de dirigentes de liberalismo a quienes se les acusa de haber entrado en sucias negociaciones con el partido en el poder, con lo cual han renunciado a la identidad de las milicias eternamente jóvenes.

Y en el interior de Libertad y Refundación, las aspiraciones prematuras han estado a la orden del día. Rixi Moncada, Jorge Cálix y Rasel Tomé han tomado sus posiciones en busca de la candidatura de Libre.

Quienes observan cerca el quehacer político en el país, concluyen que la tesis de la refundación de Honduras tendría limitadas posibilidades de obtener el respaldo ciudadano si las condiciones de vida de la población no mejoran y si el país sigue siendo conducido en la línea de la ideología y del populismo.

En este escenario complejo, hay sectores en la oposición que tienen dudas de que los procesos electorales que se avecinan se realicen bajo las reglas de la transparencia y de la legitimidad.

El adecentamiento de la clase política, el fortalecimiento de la institucionalidad y la profundización de la democracia son un reclamo popular que el liderazgo político se ha negado hasta ahora a responder. Ahí está la explicación del porqué sólo una de cada cinco personas tiene confianza en los políticos que se han hecho con el Gobierno.

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