Una vez más está en tela de juicio el funcionamiento de hospitales móviles que fueron comprados por la estratosférica suma de 1,200 millones de lempiras.

Resulta que los únicos dos módulos que están en funcionamiento, uno en la capital y otro en San Pedro Sula, no cuentan con el equipo requerido para tratar a pacientes covid que necesitan de terapia intensiva.

Ésta es la explicación por la cual uno de los dos pacientes que fueron trasladados al hospital móvil de la capital la semana pasada tuvo que ser llevado de regreso el fin de semana al Hospital Escuela, cuando su cuadro clínico agravó y, como es conocido, perdió la vida.

Las unidades compradas por Inversiones Estratégicas únicamente están provistos de las condiciones, dispositivos e insumos para asistir a los contagiados en condición estable o aquéllos que son enviados a cuidados intermedios.

Autoridades de Salud señalaron que tomará un tiempo para que el hospital móvil de Tegucigalpa y los otros de su generación tengan las condiciones apropiadas para atender a los pacientes covid en condición crítica.

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Uno de los actos de corrupción más detestables ha sido la compra fraudulenta de los hospitales móviles que literalmente son "unas latas", según han recriminado directivos del gremio médico.

Las estructuras modulares No solamente fueron adquiridas a un costo exagerado, sin cumplir con los lineamientos de transparencia, de contratación del Estado y sin mayores condiciones para la empresa intermediaria.

De hecho, el representante de la firma Elmed Medical System, Axel López, reclama la entrega de 38 millones de dólares en concepto de flete de los contenedores que trasladaron los módulos.

Los hospitales móviles son considerados como espacios que, además de haber llegado con imperdonable demora al país, no son útiles y algunos sectores los catalogan como "chatarra" o "tiendas de campaña".

Un reciente informe del Consejo Nacional Anticorrupción concluye que los hospitales móviles presentan no menos de cuarenta falencias de diferente naturaleza.

Uno de los hallazgos del estudio de la referida institución apunta que el hospital de aislamiento modular de Tegucigalpa no es apto para la atención de pacientes infectados por el covid-19.

La unidad tiene problemas de infraestructura, no tiene capacidad para prestar auxilio a enfermos que requieren terapia intensiva; tampoco existen áreas de reanimación anestésica ni quirófanos para sólo citar unos cuantos casos. También presenta indicios de oxidación y corrosión.

Asimismo, se ha demostrado que la planta de tratamiento de residuos con un valor de 87 mil 500 dólares no serán utilizados por este hospital ni ninguno de los otros seis centros, debido a que, según médicos y especialistas en la materia, no recomiendan usarlos, dada la alta exposición de contagio y proliferación viral que puede existir al operar este tipo de máquinas.

La misma historia es la que se puede relatar acerca del hospital móvil de San Pedro Sula que fue puesto en marcha con bastante demora y solamente después de sortear medianamente algunas falencias.

Esta semana levantó indignación el estado de abandono en el que se encuentra el módulo de Juticalpa, Olancho. El de Choluteca no será utilizado para enfermos covid, sino para evacuar consulta interna y de los que fueron enviados a Choluteca, Atlántida, El Paraíso y Copán No se sabe nada.

Es, en suma, la historia de la estafa, de la corrupción y de la vergüenza. El reclamo es que este escándalo no quede enterrado por la impunidad.

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