Si no hay reformas electorales y si no existe una depuración en las filas partidarias, los comicios generales estarán afectadas por los mismos vicios de la consulta primaria y se pondrá en mayor riesgo la democracia.

Analistas locales han expresado criterios uniformes en el sentido que "lo mínimo que deberían hacer los partidos es depurarse internamente; de lo contrario, Honduras tendrá autoridades supremas a disposición del crimen organizado".

No se conoce ningún otro sistema más que el democrático donde hay pesos y contrapesos, han subrayado los versados en la asignatura al reflexionar que si no existe un relevo de las personas que ocupan cargos de elección popular, los resultados serán los mismos.

Dirigentes de la sociedad civil han reafirmado que si los hondureños pretenden ver un cambio en el país, deben dar un vistazo a la hoja de vida de las personas a quienes la población ha beneficiado en las urnas en los comicios internos y primarios.

La valoración de la transparencia de un proceso debe incluir muchas aristas, entre éstas la aprobación de una nueva Ley Electoral, han enfatizado miembros del Instituto Holandés para la Democracia.

En esa misma línea, especialistas en Derecho Constitucional han alertado a los hondureños a estar atentos ante los movimiento de quienes ellos han llamado "ladrones de la democracia".

A los hondureños les ha faltado involucrarse más directamente en la vida nacional, no como votantes, sino como actores protagónicos de las grandes decisiones del país.

La crisis política que golpe a Honduras y que se ha revivido luego de los comicios internos obliga a introducir una profunda reforma en el esquema de hacer política. En este punto no hay diferencia de opiniones.

En el quehacer político nacional, un hecho es imperativo: que las instituciones partidarias entren en un proceso de depuración interna, de combate a la impunidad, apertura, debate de ideas, renovación de discurso y de relevo generacional de líderes.

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