Toncontín ha generado en promedio, ingresos por 350 millones de dólares, unos 8,400 millones de lempiras, de acuerdo con los informes oficiales.

La terminal de Tegucigalpa es el segundo en la entrega de dividendos, después del aeropuerto Ramón Villeda Morales, ubicado en el municipio de La Lima, en Cortés.

La determinación de empequeñecer al aeropuerto capitalino y dejarlo sólo para los vuelos nacionales ha vuelto a generar posiciones que se han agudizado más, luego que se ha conocido que la concesionaria Palmerola International Airport ha pedido que se amplíe el contrato de concesión de la estructura capitalina y, de paso, que se le permita manejar los servicios de carga de la región norte.

Unos sostienen que No hay voluntad del Gobierno Central, ni de los funcionarios de la Alcaldía para robustecer la economía de la capital en aquellos rubros que giran en torno a la terminal aérea.

Miembros del Comité de Defensa de Toncontín han dicho que es necesario buscar opciones que garanticen que el aeropuerto siga vivo y en operación de rutas nacionales, regionales e internacionales.

Esta tesis se apoya en que Toncontín puede mantenerse en actividad, siempre y cuando exista buena voluntad, pero -según concluyen los críticos- No hay una intención puntual en ese sentido.

Antes bien, el objetivo manifiesto es apresurar el fallecimiento del aeropuerto, porque esa área sería utilizada para la ejecución de proyectos de urbanización, de acuerdo con lo que ha trascendido.

La capital perderá varios millones de lempiras que son pagados en concepto de impuestos por la operación de Toncontín, pero a los funcionarios No les importa que la terminal sea cerrada,  se han quejado miembros del Comité de Defensa del Aeropuerto.

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Ex directivos del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (COHEP), han calificado que "son malos hondureños en contubernio con malos extranjeros" quienes están presionando para que Toncontín sea cerrado. Y han agregado que "este Gobierno quedará en la historia como el que dejó a la capital sin aeropuerto".

La entrega del aeropuerto y su limitación a vuelos domésticos es "un gran negocio" para el concesionario, porque No pagará impuestos, han revelado los sectores que están en desacuerdo con el desenlace que se ha proyectado para la central aérea de Tegucigalpa.

Toncontín va a morir en dos años. Ese vaticinio lo han hecho integrantes de los sectores industrial y comercial de la capital que toman participación en el debate abierto a pocos días de que Palmerola inicie la operación de rutas internacionales el 15 de octubre.

En contraposición a dichos argumentos, la Superintendencia de Alianzas Público-Privadas ha planteado que definitivamente el aeropuerto Toncontín únicamente va a cubrir vuelos nacionales.

¿Es cierto que nadie querrá invertir en una terminal que reporta pérdidas? El Comité de Defensa de Toncontín afirman que No es así, puesto que el aeropuerto es rentable.

Lo que se ha denunciado es que la concesionaria de Toncontín es la que se quedará con todos los negocios de la terminal, mientras el Distrito Central va a ver mermados sus ingresos.

Los capitalinos se van a quedar sin aeropuerto, sin uno de sus bienes que es emblemático y que es un punto clave de conexión de Honduras con el mundo.

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