Hace unas horas le envié vía Twitter un mensaje al seleccionado hondureño Alexander López que en su cuenta destacaba: "Garra catracha. Mucho por mejorar. Es lo lindo del fútbol que cada vez que caes tienes la posibilidad de levantarte más fuerte".

En esa respuesta hice énfasis en algunos puntos: "¡A veces, perdiendo se gana Alex! Y esto sucedió ayer. Ese es el camino: El del compromiso, el del carácter, el de la personalidad (…) ¡Son aspectos que fortalecen las condiciones que ustedes poseen!"

Honduras planificó un juego especial para vencer a Estados Unidos y con su postura en la cancha sorprendió a los favoritos. Y lo hizo cortando circuitos de fútbol que Fabián Coito había analizado durante el amistoso que los estadounidenses habían disputado frente a Suiza.

De esa forma eliminó influencias individuales, interrumpió líneas de pase, cercenó los ataques laterales del rival y apostó por una actitud confrontativa -en el buen sentido de la palabra- que transformó el duelo en una lucha de fuerzas pares.

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Pese a la derrota, si visualizamos el futuro inmediato, tenemos por delante una identidad que seguramente caracterizará las próximas presentaciones de nuestra escuadra nacional.

Podrá apreciarse, por ejemplo, en el juego venidero contra Costa Rica, que también derrochó temperamento y determinación frente a México.

Este clásico centroamericano opondrá perfiles diferentes, según lo apreciado en ambos partidos. Es posible que ambos entrenadores hagan modificaciones en sus equipos, considerando el evidente esfuerzo y desgaste que motivaron las luchas ante los dos encumbrados de la región, Estados Unidos y México.

Pero esas variantes no cambiarán las características que pudimos observar en las series de la semifinal. Por delante está la Copa Oro y fundamentalmente las eliminatorias mundialistas, que arrancan en septiembre. Y, para esas ocasiones, no tengo dudas que podremos acentuar la convicción y los aplausos.

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