A menos de una semana para que los hondureños se manifiesten en las urnas, el ambiente no ha variado: los mensajes son caldeados y llevan implícita una confrontación ideológica que los analistas califican como "absurda".

La iglesia ha llamado a los hondureños a elegir con consciencia a los postulados que reúnan el perfil que el país necesita para salir adelante.

Entendidos en la temática han destacado que la única vía para fortalecer la democracia es que todos los ciudadanos salgan a elegir a las nuevas autoridades de manera responsable, consciente, en paz y con la mira puesta en los intereses del país.

Un poco más de cinco millones de ciudadanos han sido convocados para ejercer el sufragio el domingo entrante, cuando resultará electo un presidente, tres designados, 128 diputados y 298 alcaldes.

El primer objetivo debe ir enfocado hacia la consolidación de la democracia y de la institucionalidad del país.

La polarización ha sido la principal marca del actual proceso comicial; por tanto, el desafío central es buscar espacios de entendimiento entre las fuerzas partidarias, coinciden los conocedores abordados por HRN.

Para Honduras es un imperativo tener "democracia y  más democracia". También es crucial que se garantice la transparencia de los comicios generales para darle confianza a la población.

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Representantes de órganos internacionales y especialistas en ciencias políticas han hecho énfasis en que honduras urge de un debate sobre la calidad de la democracia y la legitimidad de las instituciones, en aras de resolver los problemas que aquejan a la población: la pobreza, el desempleo y la corrupción.

Esto es necesario, porque en Honduras únicamente 15 de cada cien ciudadanos están satisfechos con la funcionalidad de la democracia.

Un primer paso para dotar de legitimidad y de esencia  al sistema basado en el poder de las mayorías, es abrir espacios de consensos. 

Lo que ha primado hasta ahora es un "cóctel explosivo" en el que se mezclan los enfrentamientos entre los líderes políticos, los discursos cargados de odio y la incertidumbre entre los votantes.

La conflictividad electoral no debería de ser aceptadas si el objetivo es construir un país sobre la paz, la justicia, la equidad social y el desarrollo económico.

Quienes observan el entorno electoral crispado que se mantiene a menos de una semana de la consulta del domingo 28 de noviembre, coinciden en algo:  no habrá en Honduras democracia sin demócratas y no habrá un estado de derecho sin instituciones fortalecidas.