Hay que tomar muy en serio y No con ligereza la advertencia que han formulado los analistas respecto a que el crecimiento de la masa salarial está arrastrando las finanzas a una zona de "alto riesgo".

Una especial inquietud genera las sombrías proyecciones que señalan que las autoridades que tomen posesión para la administración del Estado en el cuatrienio 2022-2026, estarán ante la disyuntiva de imponer otro ajuste fiscal, un nuevo "paquetazo".

Es una crónica anunciada. El aparato gubernamental ejerce tal presión sobre las finanzas que seis de cada diez lempiras de la recaudación tributaria son drenados para efectos de sostener nuestra obesa, lenta e ineficiente burocracia.

Al menos la cuarta parte de todo el Presupuesto de la República tiene que ser destinada al pago de sueldos y salarios, lo cual resulta suicida en cuanto a los esfuerzos para mantener con mediana estabilidad los indicadores macroeconómicos.

¿Cómo es posible, insistimos en preguntar, que ni siquiera en tiempos de turbulencia económica, provocada por la crisis sanitaria, quienes tienen a su cargo llevar por buen rumbo de la administración pública hayan seguido con su nefasta práctica de saturar de clientes políticos el Gobierno Central y las instituciones desconcentradas y descentralizadas?.

Es válido que volvamos sobre un dato escalofriante que hemos destacado en nuestra serie de análisis esta semana, a través de HRN: Un enjambre de 200,000 burócratas se habrá llevado al término de este años cerca de 76,000 millones de lempiras y para el próximo período está prevista una partida de 87,000 millones de lempiras destinados al pago de sueldos y salarios.

Noticia relacionada: ¿Presión de masa salarial conduce a Honduras directo a nuevo 'paquetazo'?

¿No es una muestra fehaciente de los fatales criterios con que ha sido manejada la "cosa pública"? Es un derroche de gigantescas sumas de dinero que se van en la alimentación del rollizo aparato estatal hondureño.

La empleomanía y su alto costo para nuestras finanzas es una materia muy difícil de plantear en todos sus componentes e implicaciones económicas y sociales.

Es una carga que representa para la gran mayoría de los hondureños un peligro "extraordinario", puesto que cada año ha sido necesario ampliar en no menos de cinco mil millones de lempiras el presupuesto dedicado a financiar los sueldos y salarios de los empleados y funcionarios públicos.

Y si seguimos moviéndonos en ese torbellino de una creciente masa salarial vamos a terminar en el círculo fatal de más endeudamiento público que ahora mismo ronda los 15,000 millones de dólares y de una mayor inestabilidad en los ingresos tributarios hasta llegar a la inevitable imposición de un nuevo "paquete fiscal".

Este extremo es el que hay que evitar. La bienaventuranza de quienes están enquistados en las plazas del Estado y que se nutren de los miserables recursos públicos No puede ser sostenida a costa de la desgracia de los demás, los expoliados que son la inmensa mayoría.

No podemos permitir que, para los fines de nutrir la excesiva burocracia que ahora cargamos a nuestras espaldas, se eleve el monto de los tributos o se creen nuevas obligaciones fiscales.

Si esto es así, estará condenada la generalidad de la población que ya está sumergida en la desigualdad y la inequidad; declarada la destrucción de la economía, puestas en mayor desequilibrio las finanzas y colocadas en la quiebra la mediana y pequeña empresa. ¡Esto no puede ser viable ni ahora, ni nunca!

Lea: Crecimiento de masa salarial y caída de ingresos asfixian las finanzas públicas de Honduras