El número excesivo de empleados públicos, la asignación de sueldos "ofensivos" a un sector pequeño de altos funcionarios, así como las múltiples e improductivas comisiones interventoras están llevando a Honduras hacia un nuevo "paquetazo fiscal".

Los economistas abordados sobre este apartado, tienen un criterio uniforme: El próximo Gobierno tendrá que poner en marcha un ajuste fiscal, que No es otra cosa que el incremento en el monto de los impuestos o la creación de nuevas obligaciones tributarias.

Los entendidos están claros que la masa salarial es un asunto que No puede verse de manera aislada, y esto lleva a concluir que es urgente la práctica de una reingeniería del aparato estatal.

En el país, el empleo gubernamental es "elitista", porque son beneficiados unos cuantos, que son los activistas políticos o los "protegidos" desde las cúpulas del poder.

No existe una tabla de "meritocracia" para el ingreso de los nuevos empleados en la Administración Pública, lo que hace que las instituciones del Estado tengan una planilla abultada y muy costosa.

El más reciente informe del Sistema de Registro de Empleados Públicos, la Secretaría de Educación es la que cuenta con la mayor población, con más de 56,000 trabajadores, incluidos los docentes.

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Sigue, en su orden, el Ministerio de Defensa que cobija a cerca de 25,000 empleados. La cartera de Seguridad le da cabida a un aproximado de 20,000 personas y la Secretaría de Salud cuenta con 15,000 empleados.

Estas dependencias albergan a seis de cada diez servidores públicos, según se desprende de los mismos informes elaborados por el Gobierno Central.

Las comisiones interventoras y los asesores especiales también son una carga No sólo por su gestión improductiva, sino porque se trata de una "legión" de "sabios en las disciplinas de administración y operación del Estado" que consume enormes cantidades de dinero de la raquítica hacienda hondureña.

Se estima que cada año unas 250,000 personas se suman a la población en edad de trabajar y que buscan con desesperación una oportunidad laboral.

El gran tropiezo que ellos encuentran es que la economía muestra una recuperación muy lenta y la empleomanía en el Gobierno sigue su crecimiento desaforado, con el riesgo de llevar al colapso las debilitadas y desequilibradas finanzas nacionales.

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