Son cinco millones 182,000 hondureños los que están convocados para depositar su voto, en un nuevo capítulo de la democracia nacional.

Es una elección que pone a prueba el sistema político basado en la voluntad de las mayorías, en un momento clave de la historia del país que está marcado por una crisis sin igual en todos los órdenes.

Los analistas son de la opinión que, nunca como ahora, se había colocado en juego el Estado de Derecho, las instituciones y el basamento político.

El Gobierno que tome la dirección del país para el cuatrienio 2022-2026, va a heredar una situación sumamente compleja. La pobreza alcanza a siete de cada diez hondureños y, según organismos internacionales, la inseguridad alimentaria se ha duplicado al pasar de un millón 800,000 personas a 3.3 millones.

Por lo menos medio millón de personas perdieron su trabajo en 2020 a causa de la pandemia y de las tormentas Eta y Iota, eventualidades que hicieron que el Producto Interno Bruto cayera en 10 por ciento el año pasado.

En el ámbito de la economía  y de las finanzas, no hay que obviar el insostenible endeudamiento público, cuyo servicio representa el pago de 42,000 millones de lempiras, una suma que podría llegar a los 60,000 millones en 2022.

La emergencia sanitaria también ha repercutido en un duro revés para la educación. En el país, dos millones de niños y jóvenes están fuera del sistema, una situación que los entendidos catalogan como "una tragedia" por cuanto coloca a Honduras en el riesgo de tener una "generación perdida".

La corrupción que absorbe no menos de 65,000 millones de lempiras al año y la impunidad, son -igualmente- dos fenómenos que siguen erosionando las bases del país.

Ésta es una lista mínima de los problemas acuciantes de Honduras que la próxima administración heredará. El manejo de estas dificultades que tienen sumido en el retraso al país únicamente podrán ser resueltos mediante un proceso de integración de todos los sectores.

De ahí que los analistas, politólogos, líderes religiosos, empresarios, fuerzas vivas, dirigentes gremiales, organismos de la sociedad civil, plataformas anticorrupción y observadores internacionales, insistan en que los ciudadanos hondureños tienen el deber de votar con consciencia por los aspirantes con el mejor perfil para dirigir el país por el sendero correcto. ¡Todos a votar este domingo 28 de noviembre por Honduras!

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