Unos 5.3 millones de hondureños están inscritos para ejercer el voto en noviembre de 2021, una disminución de 12 por ciento en comparación con el censo para los comicios de 2017.

Ese porcentaje se traduce en cerca de 700 mil ciudadanos que ya no están en el padrón con vistas a la consulta para elegir nuevas autoridades del país.

En el proceso anterior, el que culminó en 2017, la base de votantes fue de más de seis millones, con una población de 692,000 nuevos electores. En los comicios de los años 2013 y 2009, la cantidad de hondureños que estaban censados varió entre 5.3 y 4.6 millones.

Retrocediendo en el tiempo, las justas de 2005 y 2001, se realizaron sobre la base de un padrón que osciló entre 3.4 y 3.9 millones de votantes.

En 1993 y 1989, la cifra de electores se movió entre 2.3 y 2.7 millones. En los procesos de 1985, 1981 y 1980, el censo se mantuvo en un millón 900 mil, un millón 500,000 y un millón 200,000, respectivamente.

Para las consultas del período 1980-2017, el padrón electoral ha tenido un crecimiento que ha ido desde 300,000 hasta 700,000 votantes y que corresponde a una subida entre 12 y 24 por ciento.

Al margen de estos números que muestran cómo ha estado compuesto el registro de ciudadanos en los distintos sufragios, hay que hacer notar que en cada uno de ellos ha ido en crecimiento la desconfianza de los hondureños por la falta de limpieza y su pobre legitimidad.

Organismos de sociedad civil y frentes de defensa de la democracia han puesto de relieve que el abstencionismo ha avanzado de manera irreversible.

Este comportamiento de la masa influye en detrimento de la profundización de la democracia, puesto que los aspirantes que alcanzan la Primera Magistratura lo hacen con un porcentaje mínimo de respaldo de los ciudadanos.

Y como si no fuese grande el impacto causado por la ausencia de los electores en las urnas, cada vez es más alto el número de hondureños que no están interesados en participar en los procesos comiciales.

Los analistas del Instituto Holandés para la Democracia concluyen que, de cara a las justas de finales de noviembre, al menos la mitad de los ciudadanos convocados No muestra interés en ir a votar.

Personeros de las Naciones Unidas, representantes la Embajada de Estados Unidos y líderes de la Iglesia, han expresado la necesidad de que los partidos políticos y los entes colegiados en materia electoral garanticen la limpieza de las elecciones que No es más que respetar la voluntad de los hondureños.

En ese camino hacia la democracia participativa y no puramente electorera, se interponen varios peligros, entre los que se destacan el fraude, la compra de votos y las jugadas de los politiqueros para que sean admitidas las dos cédulas de identidad y para boicotear los proyectos de transmisión preliminar de resultados y lectura de datos biométricos.

Para No dejar vía libre a los conspiradores de la democracia hondureña, los ciudadanos están llamados a acudir en masa a las votaciones y ejercer su poder ciudadano. 

Te podría interesar: Economía hondureña seguirá estancada y no crecerá más de 3% si no hay total apertura, prevén sectores formales