En un círculo de gasto no controlado e inefectivo ha estado y sigue anclado Honduras. Los economistas entrevistados por HRN cuestionan que no se han tomado las medidas firmes para encarar una eventual recesión con efectos directos sobre las finanzas del país.

El endeudamiento interno tendrá un alza de mil millones de dólares, 25,000 millones de lempiras cuando se consume la sustracción de una parte de las reservas internacionales.

Y los compromisos adquiridos con organismos externos se han incrementado en mil millones de dólares en el primer bimestre, según los reportes del Banco Central de Honduras.

Entre enero y febrero de 2022 este monto sumó 9,200 millones de dólares, en contraste con una cifra de alrededor de 8,000 millones de finales de 2021.

La deuda total, la interna y externa, salta los 16,000 millones de dólares que representa al menos el 60 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).

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En la última década, el país ha subido su endeudamiento en diez mil millones de dólares; 170 por ciento, al haber pasado de 6,000 millones y 16,000 millones.

Mientras tanto, el Presupuesto de la República ha experimentado un alza de 225,000 millones de lempiras al moverse de 144,000 millones en 2012 a 368,000 millones en 2022.

Esta relación de indicadores fiscales demuestra que ha sido sostenida la subida en el plan de ingresos y gastos y en el monto de los empréstitos adquiridos por el país.

Los que asumieron la conducción del país a finales de enero, plantearon entre sus objetivos la evaluación del perfil de la deuda pública; sin embargo, no se ha avanzado mucho en ese propósito.

Los técnicos de instituciones especializadas han pintado un entorno financiero gris para Honduras por la combinación de muchos factores locales y de varias circunstancias externas que amordazan las finanzas nacionales.

Lo que se ha previsto es que el país entre en el torbellino de una recesión económica, una incontrolada inflación, un insostenible endeudamiento, alto riesgo crediticio y un negativo clima para la inversión extranjera.

Los conocedores de las finanzas aseguran que la mayor preocupación es que el Gobierno demore en la toma de medidas de salvaguarda para la reducción del gasto corriente y la reactivación del aparato productivo, mientras el país sigue atrapado en más endeudamiento.