Tegucigalpa no debe quedar aislada de las rutas aéreas internacionales que es, justamente, lo que persigue la sentencia que se ha dictado con el cierre de Toncontín para los vuelos internacionales.

Los entendidos han insistido en que la operación de la terminal del Distrito Central, limitada a los destinos domésticos, provocará que al menos el 40 por ciento de la población quede alejada de las rutas expeditas de conexión internacional.

Industriales, empresarios y analistas han señalado que la terminal capitalina va a morir en poco tiempo, quizás en dos años, ya que No podrá sostenerse nada más con la salid y llegada de los vuelos locales.

La operatividad de Toncontín requiere de una erogación de entre 180 y 200 millones. La terminal ha registrado, en promedio, el tránsito de 500,000 ó 600,000 pasajeros, en su mayoría extranjeros, cada uno de los cuales realiza el pago de una tasa de cincuenta dólares.

Y si los pasajeros internacionales son desviados a Comayagua como en efecto ocurrirá desde octubre de este año, el aeropuerto capitalino dejará de percibir por lo menos 15 millones de dólares.

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Después de que todo el movimiento sea transferido a Palmerola, Toncontín experimentaría un derrumbe irreversible en todos sus rubros.

Las turbias negociaciones que se han realizado para despojar a la capital de su aeropuerto con conexiones internacionales tendrán un impacto negativo sobre las actividades económicas de la capital y también arrastrarán consecuencias adversas que se extenderán a las regiones central y norte.

Dirigentes de las cámaras de comercio e industrias de Tegucigalpa y de San Pedro Sula mantienen una postura de presión contra la intención de las actuales autoridades de consolidar un monopolio en el manejo de los aeropuertos.

El criterio dominante de los segmentos ligados con la generación de riqueza y con la dinámica de la estructura aeroportuaria del país han deplorado que en Honduras se estén colocando obstáculos para la sana competencia y, en su lugar, se privilegie la concentración de beneficios para consorcios internacionales que han entrado en contubernio con personajes locales.

Los aeropuertos deben ser fortalecidos como centros de desarrollo y de promoción de la inversión nacional y foránea, además de servir como la pista de conexión de Honduras con el mundo y despegue del progreso de Honduras. ¿Por qué el país es conducido en una dirección contraria a ese cometido?.

Reclaman sectores económicos: Operación de Toncontín debe ser mediante fuerte inversión de la concesionaria