Sobre la situación de las finanzas públicas hay dos tesis encontradas.

Una es la que sustentan los expertos que acompañan a la presidente electa, Xiomara Castro, que Honduras es un país en "quiebra" y la otra posición es la que defiende el Gobierno que ya se va, la cual apunta que la economía queda en orden y que se han sembrado las bases de un crecimiento sostenido a 15 ó 20 años.

Los indicadores no son halagüeños. Reflejan que la administración entrante deberá revisar el Presupuesto y reformular sus partidas para adecuarlo a las necesidades, además de perfilar de nuevo el endeudamiento.

Los estudiosos concuerdan en que el peso de la deuda ya no puede ser manejado. El FOSDEH calcula tales compromisos en 16,000 millones de dólares que son correspondientes con el 60 por ciento del Producto Interno Bruto, pero podría llegar al 70 por ciento.

Integrantes de la Comisión de Transición Gubernamental para la rama de las finanzas, y los mismos representantes de la empresa privada han urgido que se haga un examen completo, con el fin de buscar un respiro y disminuir la carga.

Se sabe que de cada lempira recaudado, el país destina entre 40 y 50 centavos para cumplir con los compromisos adquiridos en concepto de préstamos.

La gestión gubernamental del cuatrienio 2022-2026 enfrentará, asimismo, el apremio de reestructurar el aparato estatal que se hizo obeso y que se calcula consumirá entre 85,000 y 90,000 millones de lempiras este año que recién comienza.

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Como un reflejo de que No han existido políticas públicas coherentes, la economía de Honduras ha tenido un crecimiento promedio de 3.1 por ciento en los últimos 40 años, insuficiente para provocar un desarrollo significativo.

Un estudio de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, destaca, entre sus hallazgos, que desde el primer período presidencial democrático de 1982 hasta la gestión actual, el país ha mantenido el aumento promedio del Producto Interno Bruto no ha sido mayor al tres por ciento.

Los académicos consideran que este indicador muestra, por sí solo, que ha sido infructuoso todo lo hecho en los distintos gobiernos para mejorar el desempeño de la economía y de la situación social.

El país sufre dificultades multiplicadas por varias razones, entre ellas el impacto de la pandemia, la subida de la pobreza y las exacerbadas demandas sociales.

¿Está Honduras en bancarrota? ¿Hay tiempo todavía para ordenar las finanzas o, al menos, delimitar la ruta de un alivio y sentar las bases del desarrollo económico?