Las compras directas siempre han estado relacionadas con acuerdos fraudulentos y negociaciones bajo la mesa.
Mientras en las altas esferas del sistema de salud se practican procesos que suelen terminar en corrupción, los hondureños deben hacer largas filas para recibir sus medicamentos. En el peor de los casos al llegar a ventanilla se encuentran con un "no hay".