La población de hondureños en Estados Unidos llega a cerca de un millón. Todos están a la expectativa de los resultados de la justa que se lleva a afecto hoy y que tiene como sus contendientes al republicano Donald Trump y al demócrata Joseph Biden.

Los compatriotas tienen la esperanza de que se avance hacia una política migratoria más equitativa, ya sea que Trump resulte reelecto o que Biden logre imponerse y llegar a la Casa Blanca.

Los politólogos abordados por HRN sostienen que no habrá mayores variantes si las elecciones favorecen a los republicanos o a los demócratas, porque no cambiará la estrategia para detener los flujos de indocumentados ni las acciones para regularizar el estado migratorio de los connacionales que se encuentran en territorio estadounidense.

Algunos especialistas hondureños en materia de relaciones exteriores, señalan que históricamente se ha calificado a los demócratas como promotores de iniciativas que propenden a la legalización de los emigrantes, mientras a los republicanos se les ha tomado como un tanto más radicales en el tratamiento de los latinos.

Lea: Sin importar quién gane en elecciones de EE UU: Honduras debe apostarle a trazar su propia alternativa de desarrollo

Lo cierto es que ni unos ni otros han seguido una línea migratoria preferente para los emigrantes del Triángulo Norte, compuesto por los hondureños, los salvadoreños y los guatemaltecos.

Sólo en su primer año, la administración del ex presidente Barack Obama deportó a más de 22 mil hondureños, 18 mil 800 salvadoreños y 33 mil 500 guatemalteco, un 25 por ciento más que los retornados en los primeros 12 meses de gestión de Trump.

La campaña del republicano se basa en la “tolerancia cero” frente a la inmigración irregular, ponerle más restricciones a las visas de trabajo y de estudio, además de limitar el ingreso de solicitantes de asilo, sin olvidar su compromiso de llevar a su término la construcción de un muro en la frontera con México.

El aspirante demócrata ha planteado una moratoria de tres meses y medio en la expulsión de indocumentados y también a darle marcha atrás a la separación de las familias, paralizar el levantamiento del muro en la frontera sur, emitir visas de trabajo temporales en los sectores económicos con reducida mano de obra local y a impulsar una reforma que permita alcanzar la ciudadanía a quienes llevan muchas décadas viviendo en Estados Unidos.

Según el criterio de analistas hondureños la política migratoria estadounidense ha permanecido inalterable en la última década, por lo que no se espera que haya un giro importante de la mano de Trump o de Biden.

Te podría interesar: ¿Por qué Eta ingresaría a Honduras debilitado en depresión tropical e igual resultaría peligroso?

Honduras ha tomado relevancia en la agenda de Estados Unidos únicamente cuando se presenta una situación que amenaza su seguridad interna como son la corrupción, el narcotráfico y el éxodo de indocumentados, sostienen especialistas en relaciones internacionales.

Mientras tanto, sociólogos y dirigentes de organismos de defensa de los derechos humanos, opinan que sería ilusorio pensar que la deportación de hondureños tendrá una pausa en la próxima administración de Estados Unidos, ya se trate de republicanos o demócratas.

Una política exterior propia, una estrategia dirigida a la creación de oportunidades para todos y un plan integral de reactivación económica, son los tres ejes que tendrían que marcar el destino de Honduras, indistintamente de los resultados de las elecciones que tienen lugar este 3 de noviembre en la Unión Americana.