El término shrinkflation hace referencia a un fenómeno económico en el que las empresas reducen el tamaño o la cantidad de un producto, mientras mantienen el precio o incluso lo aumentan. Este fenómeno, conocido también como 'reduflación en productos de consumo' aunque no siempre evidente de inmediato para los consumidores, tiene un impacto directo en el poder adquisitivo, al generar un aumento implícito en los costos sin que los precios en etiqueta cambien. De tal modo, la shrinkflation afecta tanto a los consumidores como a la economía familiar. Aunque los productos siguen teniendo el mismo precio, la reducción en su tamaño lleva a que los consumidores deban comprar con mayor frecuencia, lo que aumenta el gasto en el largo plazo. Por ejemplo, un paquete de cereales que tradicionalmente contenía 500 gramos ahora se ofrece en 450 gramos al mismo precio, lo que implica que, al final, el consumidor obtiene menos producto por el mismo costo. Otro caso se presenta en productos como el azúcar o la harina, cuyos empaques, en lugar de contener 1 kilo, ahora se presentan con 900 gramos, a menudo con un precio similar. ¿Cómo evitar el impacto del shrinkflation? Aunque no es posible evitar que las empresas implementen shrinkflation, los consumidores pueden tomar medidas para mitigar su impacto. Una de las acciones más efectivas es comparar el precio por unidad, que indica el costo real por cada kilo o litro del producto. Además, optar por marcas genéricas o alternativas a granel puede resultar más económico y, en algunos casos, evitar la reducción de cantidad. Un ejemplo claro se encuentra en productos de higiene personal, como el champú. Algunas marcas han reducido la cantidad de producto en sus botellas, de 500 ml a 400 mililitros, pero sin ajustar el precio. Si un consumidor no se da cuenta de este cambio, podría estar pagando más por menos producto, sin percatarse de la reducción. Otro caso frecuente se da en los alimentos procesados. Por ejemplo, una caja de galletas que antes contenía 300 gramos, ahora puede pesar solo 250 gramos, pero a un precio que apenas varía. Aunque a primera vista parece que los precios no aumentan, el consumidor termina gastando más por obtener menos. Consejos para proteger el presupuesto familiar Para evitar caer en la trampa del shrinkflation, es recomendable ser un consumidor más consciente, por lo que aquí puede aprender algunos consejos clave: Leer siempre las etiquetas y estar atento a las reducciones de cantidad.Comparar precios por unidad para evaluar realmente si el producto sigue siendo rentable.Comprar en mayor cantidad o a granel puede ser más conveniente en productos de uso frecuente.Considerar marcas alternativas que ofrezcan un mejor valor por el mismo precio. La shrinkflation es una estrategia utilizada por muchas empresas para compensar los aumentos de costos sin modificar de forma directa los precios al consumidor. Aunque puede ser difícil de detectar, es importante que los consumidores estén atentos y adopten hábitos de compra inteligentes para proteger su poder adquisitivo y evitar gastos innecesarios.