Esta tendencia se atribuye a una combinación de factores adversos que han impactado negativamente en el sector agropecuario del país, entre los que destacan el cambio climático, la migración irregular, las importaciones masivas de granos básicos y las invasiones de tierras.

Estos desafíos han conllevado a la desaparición de aproximadamente 420,000 empleos agrícolas, según datos proporcionados por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) y el Banco Central de Honduras (BCH).

En 2019, la fuerza laboral del sector agropecuario contaba con alrededor de 1.2 millones de personas, según información del INE y el Banco Central. Sin embargo, estos números se han visto significativamente reducidos en los años siguientes, generando una alarmante pérdida de empleo en un período relativamente corto.

A pesar de este panorama desalentador, hay indicios de una recuperación en el presente año. Según el INE, hasta marzo de 2023, se registraron más de 900,000 plazas de trabajo en el sector agropecuario.

Aunque esta mejora es alentadora, es esencial abordar los desafíos sistémicos que han contribuido a la pérdida de empleo y continuar impulsando la recuperación.

Sector agrícola y la informalidad

El panorama del empleo en el sector agropecuario presenta características preocupantes en términos de informalidad. Según datos del INE para 2022, la tasa de participación informal más alta, alcanzando el 94.4%, se registró en la categoría de personas sin nivel educativo.

Este grupo se caracteriza por una mayor proporción de empleos por cuenta propia (44.5%) y los ingresos promedio más bajos (5,833 lempiras).

En ese aspecto, el segmento de empleos por cuenta propia, el 47.2% pertenece al sector agrícola, el 18.2% a la manufactura, el 20.8% al comercio y el 13.8% a otras ramas económicas.

Esto destaca la necesidad de abordar la precariedad laboral en estas áreas específicas y fomentar condiciones más estables y sostenibles para los trabajadores.

Según la entidad, hasta septiembre de 2022, las tasas más elevadas de empleo informal persisten en los grupos ocupacionales de agricultores y trabajadores calificados agropecuarios forestales y pesqueros (93.7%), ocupaciones elementales (91.4%), oficiales, operarios y artesanos de artes mecánicas y de otros servicios (86.2%), y trabajadores de los servicios y vendedores de comercios y mercados (76.8%).

En contraste, los grupos con las tasas más bajas de ocupación informal fueron ocupaciones militares (22.0%) y profesionales científicos e intelectuales (25.3%).

Uno de los aspectos más preocupantes es la situación de los jóvenes entre 15 y 18 años, donde el 90% se encuentra empleando de manera informal. Esta realidad limita su acceso a la educación y el desarrollo de habilidades, generando dificultades a largo plazo para obtener empleo formal.

(Artículo de Javier Álvarez con el apoyo de la Inteligencia Artificial).

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